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Gastronomía de Marruecos

  • Hassan Anaam
  • Jun 9, 2017
  • 3 min read


Una de las características de la gastronomía marroquí es su excelente calidad, porque se prepara principalmente con ingrediente naturales: verduras, carnes, pescados en las zonas de costa, especias y frutas. Es casi inexistente la utilización de productos industrializados en la cocina. Es, pues, ese carácter tan natural y tan local lo que le da un sabor auténtico.




La cocina marroquí es muy sencilla y tiene mucho en común con el resto de cocinas del norte de África, y además cuenta con influencias bereberes, moriscas y mediterráneas. En concreto, la cocina amazigh o bereber es refinada, sabrosa, abundante y muy especiada. Es resultado de influencias mediterráneas, orientales y africanas. Los platos se preparan con productos (naturales) de excelente calidad, sin olvidar el aromático cilantro y especias como el comino, el azafrán y el pimentón, entre otras. El uso del tajine y el consumo de cuscús es común en ambas cocinas. En la cocina amazigh se utilizan muchos cereales, hortalizas y legumbres, y la carne se reserva más para comidas festivas entre las familias, pero es muy frecuente encontrarlos en restaurantes y puesto en las plazas. Se cocina con aceite de oliva, pero también con mantequilla, hecha con leche de cabra. Utilizan también mucha miel, incluso en platos de carne, también dátiles, uvas pasas y frutos secos.



La gastronomía de Marruecos es más rica y más variada de lo que pensamos. No solo se come cuscús y tagine (que también son tremendamente variados y algunos muy originales). También se encuentran delicias como las que apuntamos a continuación:


Por ejemplo, las brochetas: magníficas. Las puedes encontrar junto con los bocadillos de carne de cordero o las pizzas marroquíes a muy buen precio en abundancia, sobre todo en las plazas. Que no os asusten los puestos callejeros, ni los restaurantes caseros, porque allí se comen las mejores piezas y las más económicas.





El uso de lo dulce y lo salado en algunos platos como la Bastela o Pastilla (especie de hojaldre relleno de cebolla, paloma o pollo, perejil o almendras), o la incursión de dátiles o higos en los platos como la Tajíne o el Cuscús es una característica más de la cocina de este país.


La tortilla bereber se hace en el recipiente del tajine, lleva huevos, tomates, ajo, comino y pimentón. Es una especie de revuelto muy especiado y sabroso.


Los briwat de carne, pescado, verduras e incluso marisco son pequeñas delicias culinarias muy nutritivas y completas. Se pueden encontrar en las patisseries y en puestos en las plazas, principalmente.


La Kefta son una especie de albóndigas de carne, cordero o vaca guisadas con verduras y especies. Y también se cocina en el tajine. Esta cazuela de barro conserva el sabor de los alimentos y su conservación del calor aporta una gran calidad a la comida que se cocina.





Otra delicia son los batbut, unos panecillos marroquíes de sémola fina de trigo hechos en una sartén. Están riquíssimos y son ideales para desayunar, merendar, almorzar o preparar un mini bocadillo para los viajes en coche.


La sopa harira y el tajine son de origen bereber, aunque hoy en día se consumen habitualmente en Marruecos. La harira es una sopa contundente, muy energética, llamada también sopa de Ramadán por consumirse en esos días de ayuno. Es un caldo de carne (o sin carne), hortalizas y legumbres, con mucho tomate y, sobre todo, variedad de especias: jengibre, pimienta, cúrcuma, sésamo y pimentón. Es un plato típico desde los tiempos ancestrales. Aún hoy, aunque haya mucha variedad, se sigue elaborando la harira como uno de los platos preferidos por la gente.





No olvidemos la utilización de aceites vegetales como el de oliva y el de argán, de los que Marruecos es un gran productor y que son elaborados en cooperativas.



Y tampoco que en esta cocina marroquí, las especias y las hierbas frescas juegan un papel fundamental.



El té a la menta (atay) es la bebida nacional y trasciende su carácter de simple bebida ya que es un símbolo de hospitalidad y familiaridad. La menta siempre es fresca y el azúcar se puede añadir al gusto de cada persona.



Los postres más destacados son los dulces (halawiyat): no sólo son deliciosos, sino también muy nutritivos. Entre sus ingredientes es habitual que incorporen frutos secos como nueces, maníes y almendras, dátiles... Y como no, en sus dulces y postres caseros, la miel siempre está presente.El raibi jamila es para los más jóvenes (y no tan jóvenes). Se trata de un yogur líquido con sabor a granadina y fresa, delicioso, con mucho éxito en Marruecos, que en verano se suele congelar y se toma como un helado.


 
 
 

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